… lentamente sobre mi, qué más da, si contigo soy feliz” ¿Recordáis esa canción? Estos días con el agua que está cayendo no se me va de
la cabeza, y siempre me acuerdo que a Enrique Iglesias no le importaba
empaparse bajo el diluvio universal si se estaba enamorando.
¿Qué tiene la lluvia que resulta tan romántica? En la vida
real permitidme que lo dude, pero en el cine ya es todo un clásico. Algunos de
los besos más memorables de la gran pantalla han sido bajo la lluvia, y las
series de televisión también se van apuntando a esta moda.
Es cierto que hay sitios que resultan escenarios idílicos
para una historia de amor, una playa, ciudades como Roma o Paris, una noche
estrellada, etc etc… pero parece que nada puede competir con una tarde
lluviosa. En realidad no llego a comprenderlo, porque yo particularmente, es
caerme una gota en la cara y empiezo a hacer guiños extraños que no quedan muy
arrebatadores, se me pega el pelo a la frente y se me encrespa, en fin un
desastre. Aunque reconozco que nunca he tenido un momento hiper-romántico bajo
la lluvia en base al cual hablar con conocimiento de causa.
Supongo que en el momento del enamoramiento atontado es
verídico, y ya puedes estarte calando completamente que te da igual, ni te
enteras. Además estéticamente con el pelo bien colocado y el sonido de la
lluvia pues oye queda bien. Tu lo ves y piensas “que intenso todo, que no se
percatan del resfriado que se van a pillar” ¿Alguna vez os ha pasado? ¿Os
gustan los besos de película pasados por agua? B