O María, o Ignacio, o Javier, o Jimena…
¿Cómo algo tan aparentemente sencillo puede llegar a tener tanto valor?. Hay nombres que inexplicablemente y de manera instintiva rechazas los hay que te conquistan nada más oírlos, otros en cambio te recuerdan a aquella niña odiosa que te hacia la vida imposible en el cole, o al personaje de aquel libro del que te enamoraste. Estan los que no necesitan de apellidos, y aquellos que solos se quedan mudos ¿De quién me estás hablando?. Nombres antiguos, pasados de moda, modernos que se pasaran y aquellos que después de años vuelven con fuerza.
Sin embargo no podemos olvidarnos de aquellos nombres intimos y personales que son una pequeña clave entre tú y tu pequeño círculo vital, a veces son palabras de lo más común que si no las dice la persona adecuada no suenan igual, y que sin su historia personal no significan nada al menos para la mayoría de la gente.
La importancia de llamarse Ernesto, de cómo llamar este rincón, de cómo me llamo yo, fuera de aquí y dentro… Hoy después de sumergirnos en nuestra sopa de letras particular escogemos llamarnos L.Cranberry B.Golightly y V.Leipzig.
¿Y tú Cómo te llamarías si pudieses crear una segunda vida a la que escapar de vez en cuando?.
★ P.D: Bienvenido a las madejas. V.
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