Romeo y Julieta no tenían WhatsApp

De haberlo tenido, seguramente se habría podido evitar el malentendido del veneno, pero así eran las cosas en el Siglo XVI, innovaciones las justas.

Esta obra de Shakespeare, probablemente la más romántica de la historia de la literatura y del teatro, dista mucho de las relaciones amorosas de hoy en día.

Reconozco que las redes sociales y demás aplicaciones comunicativas, han sido una mejora para prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida, y concretamente para nuestras relaciones sociales, pero como en casi todo, hay pros y contras. Como ventajas indiscutibles tenemos la posibilidad de localizar a casi cualquier persona a la que hemos conocido, e incluso, a cualquier persona que nos hemos cruzado por la calle y nos ha hecho un poco de gracia. Se acabó ese sentimiento de conocer a alguien en un campamento, viaje, o fiesta y preguntarnos si volveríamos a saber de él o ella.

Además ahora podemos enterarnos de a que colegio fue, qué carrera estudia y si ponemos un poco de atención, hasta qué bares y cafeterías frecuenta.

Realmente, hace diez años hubiéramos pagado por tener esta posibilidad pero permitidme que tenga un poco de nostalgia de aquél sentimiento de incertidumbre.

Como desventaja, hemos de reconocer que las relaciones via red social nos dejan un punto de ficción. Podemos tener conversaciones interminables con gente a la que luego vemos y pensamos “Dios de mi vida, ¿y qué le cuento yo ahora a este chico?” La principal razón es  que por internet los diálogos de besugos pueden funcionar, pero en persona no suelen ser cómodos

 Y si no, no me digáis que no tenéis a alguien en FB con el que habéis cruzado escasas dos palabras y ahora le felicitáis cada cumpleaños. Es más fácil relacionarse y atreverse a decir ciertas cosas desde el sofá de casa pero el “cara a cara” es insustituible y mucho más gratificante.

Una mirada o un roce fortuito tiene la capacidad de erizarnos el pelo, y esa es una sensación que, por mucho que mejore la tecnología  no conseguirá ninguna conversación a través de un chat. En definitiva, Romeo y Julieta no tenían WhatsApp y muchos pensaréis “ Y así les fue” pero yo envidio la autenticidad de su historia de amor, por muy complicada y turbulenta que fuese. B.