Adiós Gran Hotel

No soy muy aficionada a las series ni a las películas españolas, me quedé en la época de Médico de Familia y de Los Serrano como mucho. Sin embargo estos últimos años la producción de Gran Hotel me ha mantenido pegada a la pantalla cada noche de los martes.

Y reconozco que sí, que los malos son muy malos y los buenos muy cándidos, que la trama no es demasiado profunda ni sofisticada, y que siempre había alguien escuchando detrás de las puertas. Pero no sé si será por su vestuario magnífico, por esa estética tan cuidada, por lo precioso que es Santander, por ese aire tan Downton Abbey o porque Yon González es muy atractivo pero esta serie me conquistó de principio a fin.

Algunas fotos divertidas que ha colgado en twitter Eloy Azorín

Y ahora en pleno auge, en el medio de una trama enrevesada y cuando le habíamos cogido más cariño a cada uno de los personajes, Gran Hotel cierra sus puertas. Y por eso me ha gustado aún más. Siempre he sido firme defensora de que las series tienen que saber cuando acabar, sin agonías, sin rizar el rizo y sin caer en el aburrimiento. Y por todo eso reconozco que por una vez una serie sabe finalizar su historia cuando mejor le va, con una audiencia que responde, y cuando nos deja a todos los telespectadores con un gran sabor de boca, ¿No os parece?

Algunas fotos divertidas que ha colgado en twitter Eloy Azorín

Así que me parecía justo que igual que he criticado en varias ocasiones algunas producciones que eran incapaces de abandonar la parrilla, en esta ocasión reconozco el buen hacer de los guionistas de esta serie, aunque la vaya a echar de menos. #GranHotelHastaSiempre, B.