Escribo este post con todo el dolor de mi corazón, pero he de reconocerlo, Glee cae en picado.
Cuando me sugirieron que viera esta serie hace un par de años pregunté: “¿No será cómo High School Musical o algo por el estilo?” y la respuesta fue “qué va, todo lo contrario”. Y era totalmente cierto, Glee más bien era una caricatura de las series adolescentes de instituto. Los malos eran malvados, los buenos unos santos, los tontos idiotas perdidos, y los populares los reyes de la clase. Los roles se llevaban al límite de la exageración y era una idea original y muy divertida.
Sus dos primeras temporadas me parecieron brillantes y los números musicales espectaculares. Canciones de siempre adaptadas a los nuevos tiempos pero de una forma muy acertada.
Sin embargo, este año siento decirlo pero, Glee me aburre.
Nunca le habían dado excesiva importancia a las relaciones personales de sus protagonistas, y tampoco resultaba extraño, pero es que ahora mismo cambian de pareja y de parecer sin previo aviso, sin explicación, se dejan, vuelven y ni siquiera te enteras de cómo ha ocurrido.
Además, de repente todos, incluso la mala malísima de Sue Sylvester se han convertido en hermanitas de la caridad. El personaje de la entrenadora era un punto muy fuerte de la serie, uno de los principales atractivos, y su cambio de actitud ha convertido el show en un pastel gigantesco con una guinda en la cúspide.
La magia de los clásicos de la música versionados por el glee club ha desaparecido tras canción y canción de Katy Perry (lo poco agrada y lo mucho enfada), y el hecho de escribir sus propios temas, acercándose a los hábitos de Zack Efron, me ha parecido destruir del todo la esencia original de la serie.
En definitiva, confieso que la mayor parte de los números musicales los paso, me aburre la historia repetitiva de Rachel y Finn, quiero que Quinn y Puck vuelvan a ser unos guays malvados, y que Sue Sylvester no tenga corazón. Por acabar este post con un buen sabor de boca, he de decir que el capítulo de Navidad de 2011, con la recreación del especial de Judy Garland me encantó y fue toda una remontada. Será porque a mí con una buena escena en blanco y negro se me conquista enseguida, y si encima le añades unos villancicos sesenteros ni te digo. B.