A Dios pongo por testigo

Sinceramente Madrid no es una de mis ciudades favoritas para vivir, y de hecho tengo la teoría de que disfrutamos más de sus calles, museos, exposiciones y expectáculos los que no somos de alli que los Madrileños. Ya que te desplazas hasta alli ya sea un fin de semana o una escapadita de un día, acabas teniendo una actividad frenética que acabará dejandote agotado: Por la mañana nada más llegar ir a ver esa exposición de la que tanto te han hablado, coger el metro y quedar con esa amiga del colegio o la facultad que ahora vive alli (mejor si es para comer que asi haces 2x1 reencuentro mas parada técnica), por la tarde compras (como no) tienes que ir a Fuencarral pero también quieres ir a todas esas tiendas que no son tan originales pero que en tu ciudad no existe lo que te obliga, a no darte ni un respiro para el café; luego por la tarde noche habra que ir de tapas y corriendo casi sin haber reposado la cena  a ver ese músical con el que tanto has estado dando la lata. Una vez realizada esta ginkana urbanita cuando llegas a tu pequeña, coqueta y recogida ciudad ya has tenido actividad madrileña para una larga temporada.

¿Y todo esto a que viene? Pues que en días como el de ayer o el de hoy, no me importaria vivir en Madrid, ¿Por qué? Ayer: Yujuuuuuu nos ha tocado una entrada doble para la Cibeles Fashion Week!!!. El problema: Hay que recogerlas en Madrid en un horario un poco reducido. Asi que después del gabinete de crisis solo quedan dos opciones una  pedirle a alguien el favor de ir a buscarlas ,díficil todo el mundo esta un poco ocupado; o darse el madrugón y correr de un extremo a otro de Madrid para recoger el pase y asistir al evento. 

Lo único que sé es que cual Escarlata O´Hara en lo que el viento se llevó a Dios pongo por testigo de que de una manera u otra iremos.