¿Tienes fuego?

Hay muchísimas razones por las que la gente empieza a fumar: Por sentirse más mayor, por integrarse en un grupo, por probar cosas nuevas, por fastidiar a sus padres, porque creen que así  se liga más… Pero una de las razones más antiguas y que aún persiste hoy en día es el considerar al maligno tabaco como un complemento sofisticado.

He de reconocer que, aunque personalmente no soy fumadora, un cigarro bien fumado es incluso atractivo. Los gestos que acompañan al “arte de fumar” pueden llegar a destacar la masculinidad de un hombre y hacer más femenina a una mujer.

El cine y la pequeña pantalla acompañan con su simbología. Nos muestran Intelectuales en ambientes nebulosos de humo de tabaco, y caladas a un cigarro que siembran un silencio de incertidumbre.

Sin olvidarnos de los chicos malos a lo James Dean que no pueden dejar la adicción.

 Conocemos a hombres  como Don Draper trabajando a ritmo frenético y tratando de calmar los nervios con un cigarrillo en los labios. Y a mujeres como Holly Golightly gesticulando graciosamente con un pitillo entre los dedos. Ellos son quienes nos transmiten unas maneras refinadas  y cosmopolitas. Aunque claro, a través de la pantalla nadie percibe el “aroma embriagador” del aliento del fumador.

Entiendo que hace unas décadas, cuando era desconocido el gran perjuicio del tabaco, un cigarrillo fuese un gran accesorio glamouroso para hombres y mujeres. Pero confío que en nuestros días encontremos un buen sustitutivo para conseguir ese toque chic tan ansiado. B.